viernes, 24 de febrero de 2012

Jeremy Lin


Han pasado 20 días desde la irrupción del jugador de moda de la NBA. La Jermenymanía se desató en todo el mundo desde principios de febrero. Taiwán , por ejemplo, compró los derechos de los partidos de los New York Knicks para poder ver a su ídolo. Su camiseta era la más vendida apenas 48 horas después de sus dos primeros partidos. Todo el mundo lamentaba que ya se hubiese cerrado la elección de los jugadores que van a disputar el #Allstar2012 que se celebra este fin de semana en Orlando. Partido tras partido se veía sometido a una lluvia de halagos, sin paragüas de por medio.



Ayer contra Miami, Lin no estuvo todo lo afortunado que ha estado en las últimas once ocasiones, no una ni dos, en las últimas once ocasiones. Vivió una realidad desconocida para él, pero normal en cualquier "rookie". Pasó de héroe a villano en menos de 24 horas. Justo el proceso inverso al que apenas 20 días había vivido. "Lin no rinde contra los más grandes (Lebron y Wade)", "No es tan bueno como todo el mundo dice" fueron algunas de las críticas más repetidas de la noche", "Éste es el verdadero nivel de Jeremy".




Sin embargo, Lin, a pesar de la derrota de su equipo, continuaba siendo el foco de atención. Sorprendente. Los periodistas, tras la derrota, no buscaron a Carmelo Antonhy o a Amar'e Stoudemire, verdaderas estrellas de este equipo, y responsables, principalmente, del devenir de este equipo. Entre líneas todo estaba claro: "Lin, en la derrota sigues siendo el rey".

En Nueva York han pasado muchas cosas en un periodo de tiempo muy pequeño, esencia pura de la NBA, pero arma de doble filo para quien no sepa digerirlo. La necesidad de parar, reflexionar, y encontrar su verdadero sitio en el quinteto de los Knicks (no es el de jugador franquicia, como se está vendiendo) va a ser decisiva en el futuro del #17.

Que Lin ha hecho unos partidos muy buenos está claro. De eso no hay duda. Sus once actuaciones son la mejor prueba de mis palabras. Todos los números que ha hecho son reales, ahí están los vídeos. Sin embargo, nos estamos cargando el contexto en el que se está realizando.

La Jeremymanía es un experimento que tras varias pruebas está dando un rendimiento inmejorable. Pero que aún no ha salido al mercado. No tras sólo veinte días de estudios.

¿Son las críticas de anoche tan justas como los halagos de los primeros partidos?

Los halago a una persona se hacen cuando ésta está rindiendo a un nivel sorprendente, mucho más alto del que se esperaba, de forma satisfactoria. Pero: ¿ Alguien hubiese criticado a Lin si éste en los primeros tres partidos hubiera promediado 8 puntos y 3 asistencias?. Permítanme la duda. "Es un jugador que ha sido dos veces cortados por dos equipos de la NBA y enviado al segundo equipo de los Knicks, no va a promediar 22,8 puntos y 8,6 asistencias por partidos", sería la defensa popular.

Lo más sorprendente de las críticas a Lin era el momento en el que las estaba recibiendo. Justo después de perder contra el candidato número uno para el anillo, un equipo que lleva 8 victorias consecutivas, todas ellas por más de 10 puntos. En el que sus tres estrellas, D-Wade, Lebron James y Chris Bosh habían conseguido por primera vez en la temporada llegar a los 20 puntos en un mismo partido. ¿Qué hay de raro?

Los grandes beneficiados de esta locura que se está viviendo en la Gran Manzana son Carmelo y Stoudemire. Las auténticas estrellas de los Knicks. Los encargados de dar la cara tras la derrota. Los mismos que se están escondiendo tras los flashes que apuntan a Lin.


Jeremy se ha convertido en un experimento digno de estudio. En las que las alteraciones emocionales deben ser medidas de forma objetiva. Tanto las buenas como las malas. Porque un pequeño desequilibrio entre ambas puede estropear el proceso llevado a cabo.

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