Empezar con buen pie siempre es necesario para encarrilar una temporada diferente en la NBA. Sin embargo, el conjunto de Rick Carlisle no puede alardear de sus buenos inicios.
El principio de temporada ya atisbaba que iba a ser un año complicado. Tras la conquista del anillo varios jugadores importantes habían abandonado la franquicia. JJBarea, Deson Stevensson, Peja Stojakovic, y Tyson Chandler ponían rumbo a otros equipos. Mientras tanto llegaban Lamar Odom, Vince Carter y el arruinado Delonte West.
Tres partidos seguidos perdiendo ayudaron a incrementar las dudas sobre ellos. El actual campeón de la NBA, veía como todos los cambios que habían realizado le habían salido por la culata. Difícil pasar de héroe a villano en sólo 3 meses de diferencia.
Pero los buenos nunca mueren, tras esta mala racha intercambió alguna derrota con victorias, llegando a encadenar 5 triunfos consecutivos en el mes de enero.
Llegó febrero, y volveron los fantasmas, otro mal inicio de mes supuso tres derrotas consecutivas, Oklahoma, Indiana y Cleveland fueron los culpables. Tres derrotas que se conviertieron en un punto de inflexión. Duras críticas de Carlisle al vestuario. Curioso, hace poco más de un mes estaban izando la bandera que le acreditaban de campeón de la NBA.
Parece que sólo reaccionan perdiendo partidos. Seis victorias seguidas, todas ellas ante rivales candidatos a Playoffs. Su carácter ganador salió a la luz, para que un campeón bese el suelo, muchos acontecimientos negativos deben pasar.
Los Mavericks volvían a intimidar por ambas conferencias.
Sin más, se encararon en los puestos altos de la conferencia oeste. Pero no se puede decir muy alto.
Dallas es un equipo que acusa los inicios de mes, los arranques parece serle una prueba que suspenden sin mejora alguna.
Tras el All Star y otro parón para el equipo, más de lo mismo. Tres derrotas consecutivas, que unida a la que consiguieron en el partido previo al fin de semana de las estrellas sumaba cuatro. Hasta la fecha, su peor racha.
Especialmente debe doler la derrota ante Nets, por sólo dos puntos, en casa, con su afición de fondo y tras haber tenido varios balones para sentenciar el partido.
Varios detalles pueden ser factores de esta racha:
- Ganador en partidos de alto tanteo.
Aunque Dallas no se caracteriza por ser un equipo anotador, de hecho es el decimonoveno con peor promedio (94), cuando supera los 100 puntos tiene muchas probabilidades de ganar. Nueve partidos ha superado dicha cifra, ganando ocho y perdiendo solamente uno.
- Los rumores no ayudan
Deron Williams a Dallas, Lamar Odom a la D-League, y Delonte West durmiendo en los vestuarios. Factores que no ayudan a que el equipo se asiente. Entredichos en boca de todos, olvidándose dónde está el objetivo, perdiendo fuerzas.
-Malos % de tiro
En los cuatro partidos perdidos de forma consecutiva los porcentajes de tiros son pésimos, especialmente desde la línea de 6,75 (27%).
- Nowitzkidependencia:
Dirk es el jugador clave de Dallas, sí, eso no es nada nuevo.
Sin embargo una de las claves de Dallas 2010-2011 era la suma colectiva, siempre complementaria a las buenas actuaciones del alemán. Además, la zona está huérfana, Brendan Haywood no anota y cuando Dirk no está en cancha se acusa más de la cuenta.
Aún así, y tras estas malas rachas, Dallas está sexto. Y tras la victoria conseguida en la madrugada del domingo ante Utah, disminuye distancias con su inmediato superior, Memphis, quinto en el Oeste.
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